martes, 27 de octubre de 2009

ESPLENDOR LITERARIO Y PROGRESO CIENTÍFICO EN AL-ÁNDALUS DURANTE EL SIGLO XI

La pujanza económica de las «pequeñas Córdobas» o reinos de taifas que surgieron por todo al-Ándalus, a su vez, se tradujo en esplendor literario y progreso científico, debido a que los nuevos gobernantes rivalizaban por tener la supremacía como mecenas de las letras, artes y/o ciencias. Como consecuencia, este siglo XI, puede calificarse como el siglo del crecimiento demográfico, la riqueza, la cultura, la ciencia, la guerra y las divisiones.

MEDICINA

Abulcasis

Uno de los médicos andalusíes más famosos es Abu-l-Qásim al-Zahrawí (936-1013), latinizado Abulcasis. Fue uno de los más grandes cirujanos del Islam y uno de los más importantes de la Europa medieval. Abulcasis fue fìsico en la corte de al-Hakam. Su celebridad radica en su Kitab al-tasrif fi liman aÿaz 'an al-ta'alif ("Libro de la ayuda para quien carece de habilidad para usar voluminosos tratados"). En el libro se incluye una detallada sección quirúrgica, la primera de su clase, que resume el conocimiento quirúrgico de su tiempo. Este apartado fue traducido primero en latín por el incansable Gerardo de Cremona, y luego se vertió al provenzal y al hebreo. A mediados del siglo XIV un famoso cirujano francés lo incorporó a su libro. Tuvo muchas ediciones, entre las que se cuentan una de Venecia (1497), otra de Basilea (1541), y la tercera de Oxford (1778). Durante siglos el libro de Abulcasis ha sido texto obligado en las escuelas de medicina de Salerno, Lovaina y Montpellier.

Abulcasis trató por primera vez o puso énfasis especial en la cauterización de las heridas y describió la formación de cálculos en la vejiga. También publicó la necesidad de la disección y la vivisección. Aspecto destacable del libro del facultativo andalusí eran las ilustraciones de los instrumentos usados por el autor, que sirvieron de modelo en Asia y Europa.

Avenzoar

Ibn Zuhr, latinizado Avenzoar (1095-1161), andalusí que residió un tiempo en El Cairo, escribió el Kitab al-taysir fi ad-madawat wa-al-tadbir ("Libro que facilita el estudio de la terapéutica y la dieta"), un manual que un siglo más tarde fue traducido al latín consiguiendo una gran difusión, por consejos de su amigo y colega Averroes. En esta obra se describe por primera vez el absceso de periocardio, se recomienda la traqueotomía y la alimentación artificial del esófago. Avenzoar es uno de los primeros médicos en dar la noticia sobre el ácaro que produce la sarna. Eran los tiempos en que en al-Ándalus se había creado un Ministerio de Investigaciones y Sanidad y a los perturbados mentales se los curaba utilizando terapias musicales en hospicios especiales dotados de jardines y fuentes de agua, un nivel aun no alcanzado por la psicoterapia occidental.

Al-Gafiqí

En la primera mitad del siglo XII vivió el oculista Muhammad Ibn Qassum Ibn Aslam al-Gafiqí, que nació cerca de Córdoba y practicó en dicha ciudad. Este fue el autor del Kitab al-murshid fi-l-kuhl ("Guía del oculista") del que se conserva un manuscrito único en la biblioteca de El Escorial. El tratado está compuesto por seis libros, ocupándose de medicina ocular e higiene de los ojos en los dos últimos, y puede considerarse como un fiel ejemplo de los conocimientos oftalmológicos que llegó a dominar la medicina islámica de la época. El instrumento óptico de dos cristales montados en armadura que se sujeta a las orejas llamado gafas, debe su nombre al inventor, el oculista andalusí al-Gafiqí.

LITERATURA Y TEOLOGÍA

Ibn Hazm

Los distintos analistas e investigadores no dejan de señalar que el más grande literato musulmán de todos los tiempos fue el polígrafo andalusí Abu Muhammad Alí Ibn Ahmad Ibn Sa’id Ibn Hazm, nacido en el seno de una familia de muladíes (hispanogodos conversos) de Córdoba en 994. Su vida conoció tres distintos períodos: el primero, desde su nacimiento al golpe de estado cordobés, en 1009, creció a la sombra de la corte, donde su padre Ahmad era visir de Almanzor; el segundo, sufrió y se implicó en los quebrantos de la guerra civil, entre 1009 y 1031, procurando con sus acciones (peleó contra los ziríes y fue hecho prisionero en 1018 en la batalla de Granada) y sus escritos defender a los omeyas; y el tercero, ya en la declarada fragmentación de al-Ándalus en múltiples y anárquicos reinos de taifas, sin aquel califato de Córdoba que, para el corazón y la mente de Ibn Hazm, centraba el esquema del orden, del único admisible, y que vio abolir, sin poder hacer nada, entre 1031 y su muerte, en Montija, Huelva, en 1064.

Ibn Hazm nos dejó un testimonio del elevado rango que tenían las mujeres musulmanas cordobesas: «Yo mismo he observado a las mujeres y he llegado a conocer sus secretos hasta un punto casi incomparable, porque fui criado y crecí entre ellas, sin conocer otra sociedad. Nunca alterné con hombres hasta que fui ya adolescente y me había empezado a despuntar la barba. Fueron las mujeres las que me enseñaron el Corán, me recitaron mucha poesía, me enseñaron la caligrafía».

Convertido en un inquebrantable defensor de los principios del Islam, recorría los reinos de taifas, entreverándose en coléricas disputas, como las que consta mantuvo en Córdoba, Talavera, Almería y, sobre todo, en la isla de Mallorca.

También arremetió contra el abbadí Abbad Ibn Muhammad al-Mu'tadid bi-llah, régulo de la taifa de Sevilla entre 1042-1069. Este hipócrita y cruel reyezuelo se enojó muchísimo con las críticas con que lo apostrofó el polígrafo cordobés y ordenó hacer una hoguera con los libros de Abu Muhammad Alí. Fue entonces cuando Ibn Hazm compuso aquellos famosos versos, citados por el escritor oriundo del arrabal cordobés de Saqunda y radicado en Sevilla, al-Saqundí (m. 1231), en su Risala fi fadl al-Ándalus, traducido por Emilio García Gómez con el título «Elogio del Islam español»:

«Dejaos de quemar pergaminos y vitelas,
y hablad de cosas de ciencia para que vea
la gente quién es el que sabe...
Aunque queméis el papel, no quemaréis
lo que el papel encierra; antes bien,
quedará guardado en mi pecho».
Siempre demostró su orgullo de ser andalusí: «¡Vete en mala hora, oh perla de la China! Me basta a mí con mi rubí de al-Ándalus». Y escribió incluso estas palabras sorprendentes: «Mi Oriente es Occidente»
.Ibn Hazm realizó interesantísimos estudios sobre las religiones, sectas y escuelas y tuvo frecuentes debates con sabios judíos y cristianos sobre la Biblia y el monoteísmo (cfr. Camilla Adang: Muslim Writers on Judaism and the Hebrew Bible. From Ibn Rabban to Ibn Hazm, Leiden, 1996).

Se le atribuyen 400 composiciones, unas 80.000 páginas, no todas conservadas, y sobre muy variados temas: jurídicos (Kitab al-ihkam fi usul al-ahkam"Libro de los principios de los fundamentos jurídicos"), teológicos (Kitab al-fisal ua-l-nihal "Libro de las soluciones divinas"), filosóficos (Kitab al-ajlaq ua-l-sir "Libro de los caracteres de la conducta"), científicos (Kitab fi maratib al-ulum "Libro sobre la clasificación de las ciencias"), históricos y sociológicos (Risala fi fadl al-Ándalus "Tratado sobre la excelencia de al-Ándalus"), sin olvidar su obra maestra, un tratado sobre el amor, Tauq al-hamama «El collar de la paloma. Tratado sobre el Amor y los Amantes», traducido y comentado por el eminente islamólogo español Emilio García Gómez (1905-1995), con un prólogo del filósofo José Ortega y Gasset (1883-1955), y publicado por la Sociedad de Estudios y Publicaciones (Madrid, 1952). Esta obra magnífica consta de un prólogo, treinta capítulos y un epílogo donde se detallan y analizan todas las manifestaciones del amor: desde el profesado al Creador hasta el que se experimenta por los placeres inmundos. En el Capítulo VI (pág. 106) declara Ibn Hazm que el amor es uno, y la verdadera religión es una, y por lo tanto no es posible amar a dos personas diferentes:

«Miente de juro quien pretende amar a dos,
como mintió Manes en sus principios.
No hay sitio en el corazón para dos amados,
ni lo que sigue a lo primero es siempre lo segundo.
Igual que la razón es una, y no conoce
otro Creador que el Unico, el Clemente,
uno es también el corazón y no ama
más que a uno, esté lejos o esté cerca.
Quien no es así, es suspecto en ley de amor
y está distante de la verdadera fe.
La religión no es más que una, la recta,
y el que tiene dos religiones es infiel».
Véase Roger Arnaldez: Grammaire et théologie chez Ibn Hazm de Cordue, J. Vrin, París, 1981; Ramón Mujica Pinilla: El collar de la paloma del alma. Amor sagrado y amor profano en la enseñanza de Ibn Hazm y de Ibn Arabi, Hiperión, Madrid, 1990.
ASTRONOMÍA

Azarquiel

El más famoso de todos los astronomos andalusíes que, a la vez, merece ser considerado como una de las primeras figuras medievales en la materia, es Abu Ibrahim Ibn Yahia al-Naqqás ("el grabador"), llamado entre sus contemporáneos al-Zarqalí, por lo que fue conocido en el mundo latino y la posteridad como Azarquiel. Nacido en Córdoba hacia 1029, muere en Toledo en el 1087, tan sólo dos años después de la conquista de la ciudad por los castellanos. Realizó importantes observaciones astronómicas, que compila en su tratado titulado «Tablas Toledanas». esta obra servirá de base, años más tarde, para la confección de las llamadas Tablas Alfonsíes, realizadas por Alfonso X el Sabio (1221-1284) y sus colaboradores. Las tablas Toledanas fueron abundantemente traducidas a otros idiomas, desde el original árabe al latín, al romance y al hebreo, entre otros, lo que propició la gran difusión de su trabajo.

Azarquiel fue el inventor en Toledo de la azafea, que simplificó el manejo del astrolabio tradicional e introdujo tal precisión en el cálculo de la latitud que en lo sucesivo permitió a los nautas orientarse en los dos hemisferios (cfr. Roser Puig Aguilar: Los tratados de construcción y uso de la azafea de Azarquiel, AECI, Madrid, 1987).

Hacia 1149, Roberto de Chester, al adaptar las tablas astronómicas de al-Battaní y de Azarquiel, llevó la trigonometría islámica a Inglaterra e introdujo la palabra sinus (seno) en la nueva ciencia.
Azarquiel fue también un importante innovador de astrolabios (cfr. José María Millás Vallicrosa: Estudios sobre Azarchiel, Madrid-Granada, 1943-50).

Asimismo, Ibrahim al-Sahlí de Valencia en 1081 construyó el globo celeste más antiguo que se conoce, una esfera de latón de 209 milímetros; en su superficie, en cuarenta y siete constelaciones, había grabada 1.015 estrellas con sus respectivas magnitudes. El antiguo minarete de la Mezquita Mayor de Sevilla, que hoy conocemos como "La Giralda", hacia 1190 era observatorio a la vez que alminar; allí Ÿabir Ibn Aflah hacía observaciones para su Islar al-Maÿisti o "Corrección del Almagesto".

Alpetragio

Abu Ishaq Nuruddín al-Bitruÿí al-Isbilí (m. 1204), conocido por los latinos como Alpetragio, natural de Pedroche (cerca de Córdoba), vivía en Sevilla en la segunda mitad del siglo XII. Fue discípulo de Ibn Tufail y amigo de Averroes, y autor de un tratado cosmogónico llamado Kitab fi-l-hai’a, que escribió probablemente, entre 1185 y 1192, y que fue traducido por Miguel Escoto (cfr. B.R. Goldstein: Al-Bitruji: On the Principles of Astronomy, 2 vols., Londres, 1971).

HISTORIA

Ibn al-Kardabús

Aunque muy poco es lo que sabemos sobre el alfaquí e historiador andalusí Abu Marwán Abd al-Malik al-Tawzari Ibn al-Kardabús (vivió entre la segunda mitad del siglo XII y principios del XIII), podemos precisar que estudió en Alejandría y su vida transcurrió prácticamente en la ciudad de Tawzar (Tozeur) en Ifriqiyya (Tunicia meridional). Su Kitab al-iktifá fi ajbar al-julafá ("Libro de lo suficiente relativo a la historia de los califas"), es una historia general del Islam, desde los tiempos del Profeta (BPD) hasta la época del califa almohade Abu Yusuf Ya’qub al-Mansur (que gobernó entre 1184-1199), el constructor de la torre minarete de la Giralda de Sevilla. Esta obra fue traducida por el profesor Felipe Maíllo Salgado de la Universidad de Salamanca con el título Historia de al-Ándalus (Akal, Madrid, 1993), y en ella encontramos datos interesantes, como el origen shií del general Musa Ibn Nusair (640-717), el primer gobernador de al-Ándalus (ver págs. 56 y 57).


ACTIVIDAD POR GRUPOS
Buscar y leer más poemas de la cultura andalusí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario